En España dedicamos una media de 40 años de nuestra vida a trabajar. ¡40 años! Y esto es sólo la media… en muchos casos, este número es superior. El porcentaje que representa el trabajo sobre nuestra vida es muy elevado, pero… ¿para qué trabajamos?
Seguramente, la respuesta para muchos sea algo así como “para conseguir dinero, claro”, y es cierto que necesitamos del recurso económico para sostener nuestras vidas pero, con todo el tiempo que le dedicamos al trabajo, ¿es lo único que importa?
No, claro que no. Pasamos una grandísima parte de nuestra vida trabajando, así que lo justo sería trabajar en algo que nos gusta, que nos apasiona, que nos divierte y nos hace crecer.
IKIGAI: El sentido de la vida 🙆♀️
Hace ya unos años, Héctor y Francesc, dos españoles residentes en Japón, viajaron al pueblo de Okinawa, donde se concentra la mayor población de centenarios del mundo, para preguntarles cuál era su secreto para vivir tantos años y seguir teniendo ganas de vivir. La palabara que todos ellos solían preguntar era la misma: IKIGAI.
“Todos tenían un ikigai, una motivación vital, una misión, algo que les daba fuerzas para levantarse de la cama cada mañana”, cuentan estos dos españoles en su libro con el mismo nombre.
Este concepto japonés se remonta al periodo Heian (de 794 a 1185), y se refiere precisamente a nuestro sentido en la vida, a nuestra razón de ser (“Iki” significa “vida”, mientras que “gai” podría traducirse como “valor”).
Muchos de los centenarios japoneses entrevistados en el libro parecen tener la sensación de que su larga vida se les ha pasado volando, y esto tiene una fuerte relación con otro de los conceptos asociados al ikigai: la sensación de fluir cuando estamos haciendo una tarea que nos encanta.
Los habitantes del país Nipón no tienen una palabra concreta para referirse a la jubilación, pues aseguran que uno de los secretos para una larga vida es nunca dejar de trabajar. Siempre están ocupados con alguna actividad que les apasiona y les da sentido a sus vidas. No es extraño encontrarse a un japonés de 80 años totalmente activo y feliz.
El ikigai de cada persona puede ir cambiando según su edad o situación del momento; lo importante es no dejar nunca de tener un ikigai, porque en ese momento es cuando se perdería gran parte de la motivación y significado vital.
Aplicando el IKIGAI a nuestra vida profesional
Pues ya está, ¿no? Si vamos a dedicar una gran parte de nuestra vida trabajando, apliquemos la filosofía japonesa del IKIGAI y trabajemos en algo que nos apasione.
¡No tan deprisa! Aunque los japoneses creen que todos tenemos un ikigai, un propósito en esta vida y una razón de ser, debemos primero hacer un profundo ejercicio de reflexión y de autoconocimiento.
Como siempre repetimos, la situación de desempleo es una oportunidad para redescubrirnos a nosotros mismos y reenfocar nuestra vida laboral. ¿Trabajar? Por supuesto, pero no de lo que sea. Así que vamos a dedicar unos minutos a hacernos las siguientes preguntas, e intentaremos responderlas de la forma más honesta posible.
👉 ¿Qué se te da bien?
Aquellas tareas que nos resultan complejas de realizar o que no acaban de salirnos bien pueden cansarnos más rápido o resultarnos frustrantes, aparte de que no conseguiremos destacar ni tener un largo recorrido en el ámbito profesional haciendo algo que no se nos da bien, ¿cierto? Piensa en aquellas cosas que sí sabes hacer muy bien, y escríbelas. No importan cuáles sean: quizás un hobby, quizás tareas de limpieza, quizás hacer reír a la gente, o quizás ir de compras. Piensa en algo que hagas mejor que la mayoría.
👉 ¿Qué cosas te encanta hacer?
Ahora anota eso que amas hacer, aquellas cosas que nunca te aburren, las que más disfrutas. No importa si se te dan bien o no, sólo anota aquello que te apasiona, esas cosas que te pasarías el día haciendo. Seguro que tienes un montón
👉 ¿Qué necesita el mundo?
De entre todas las cosas que sabes y puedes hacer, ¿qué cosas necesita el mundo? ¿Cómo puedes ayudar a la sociedad? Piensa un poquito, porque seguro que son muchas: quizás sean habilidades tuyas como la cocina (¡todos necesitamos comer!), quizás sean valores como tu honestidad,
👉 ¿Por qué podrían pagarte?
Quizás la más complicada de responder, pero seguro que tienes muchas habilidades y conocimientos que otras personas no tienen, y estarían dispuestos a pagarte por ellas. Quizás por tus anteriores oficios, quizás por tareas que realices en casa, o puede que por estudios que hayas realizado.
Tómate tu tiempo y respóndete a estas preguntas. ¿Ya lo tienes? ¡Genial! Ahora, fíjate en esto:
💛 Aquello que se te da muy bien y que además te encanta hacer, eso es tu pasión.
💛 Eso que amas hacer y que el mundo necesita, lo llamamos tu misión.
💛 Si el mundo lo necesita y, además, pueden pagarte por hacerlo, has encontrado tu vocación.
💛 Y si has encontrado cosas que el mundo necesita, que tú puedes hacer y por las que te puedan pagar, a eso lo llamamos profesión.
¿Cómo lo llevas? ¿Has identificado diferentes tareas de cada tipo? Pues vamos a seguir juntando conceptos para acercarnos un poco más a nuestro objetivo:
🔸 Si juntas tu profesión con tu pasión, conseguirás una gran satisfacción inicial al poder estar monetizando aquello que te encanta hacer y que se te da bien, pero a la larga muy probablemente te genere sensación de frustración y de inutilidad, al sentir que lo que haces no le aporta valor a la sociedad ni es algo que el mundo necesite, con lo que no estás ayudando a otras personas.
🔸 Si unimos tu pasión con tu misión. sin duda conseguirás un gran sentido de realización personal al hacer algo que se te da bien, que te encanta y que el mundo necesita. Pero esta situación no es sostenible en el tiempo, ya que nadie estaría dispuesto a pagarte por ello.
🔸 Tu vocación y tu profesión te generarán una situación muy confortable, al dedicarte a aquello que se te da bien, que el mundo necesita y por lo que pueden pagarte. Pero no te apasiona. No te gusta, o incluso no soportas hacerlo. Menuda sensación de vacío…
🔸 La última: intentémoslo con tu misión y tu vocación. Aquello que te gusta, que el mundo necesita y por lo que pueden pagarte… pero que no se te da bien. De hecho, incluso se te da mal. ¡Ay, casi! Si fuese algo que se te diera muy bien, sería la situación perfecta, ¿verdad? Pero no es el caso, con lo que te genera una sensación de incertidumbre muy grande, sabiendo que muchas personas podrán hacerlo mejor que tú.
Venga, ¡ya lo tenemos!
✅ Tu IKIGAI: aquello que se te da bien, que te apasiona, que el mundo necesita y por lo que otros estarían dispuestos a pagarte.
Este gráfico representa muy bien todo lo que hemos hablado hasta ahora:
No es una crisis, es una oportunidad 💪
¿Ya sabes cuál es tu propósito en la vida?
En este artículo hemos visto la importancia de tener una razón de ser. Si estás en situación de desempleo y no conoces todavía cuál es tu ikigai, tienes por delante una fantástica oportunidad para reflexionar y descubrirlo.
No busquemos trabajar de lo que sea, que eso ya lo hace demasiada gente. Ya que le vamos a dedicar tanto tiempo, pensemos en cómo sería nuestro trabajo ideal, en ése trabajo que tan felices nos haría: eso en lo que somos muy buenos, que nos encanta, que el mundo necesita y por lo que podamos percibir unos ingresos.
1 comentario en “Encuentra tu IKIGAI”
De acuerdo con la idea de vivir mejor, pero nó con la de vivir más. Yo no aspiro a una larga longevidad. No se puede vivir muchos años sin ser dependiente y yo no quiero serlo.